(Publicado en Diario16 el 23 de agosto de 2019)
El PP no descarta una coalición con Ciudadanos y la ultraderecha de Vox en el caso de que Pedro Sánchez desista en su intento de formar Gobierno y decida convocar nuevas elecciones generales. Atrás quedan los días en que los populares guardaban las formas mientras negociaban a escondidas pactos de Gobierno con los ultras en Andalucía y Madrid. Ya no hay ningún pudor en reconocer lo que antes avergonzaba, se han caído las caretas y se asumen públicamente los cambalaches con los neofranquistas. Hoy podemos decir que esa coalición a tres bandas, España Suma, parece más factible que nunca. Así al menos lo reconoció ayer la vicesecretaria de Política Social del PP, Cuca Gamarra, que “no ve inconveniente” en que Vox forme parte de esa coalición electoral, el engendro político que el PP estudia lanzar en las próximas semanas en un intento por levantarse tras el batacazo de las pasadas elecciones generales.
En realidad esa coalición no debería llamarse España Suma, sino “PP Suma”, ya que lo que está tratando de hacer Pablo Casado con esta operación política a la desesperada es luchar por recuperar los votos perdidos de aquellos electores desencantados con las políticas de Mariano Rajoy que se dejaron seducir por los partidos emergentes, bien Ciudadanos o bien Vox. La idea no deja de tener cierto halo de brillantez, ya que tras el supuesto intento de hacer frente a la fragmentación del voto de centro derecha (recortando puntos con el PSOE) lo que realmente se esconde es la creación de un nuevo y remozado gran partido conservador para el siglo XXI con Casado de líder y el PP como bastión hegemónico.
“Vox es un partido constitucionalista y no veo inconveniente en que forme parte de esta propuesta que está abierta a los partidos constitucionalistas para hacer frente a la fragmentación”, ha reconocido Gamarra, que ha apostado por España Suma como “mecanismo para hacer útil el voto de centroderecha”. La apelación al voto útil es una gran trampa que Casado le tiende a Albert Rivera y a Abascal, ya que de cuajar esa coalición restaría visibilidad a ambos líderes, cayendo bajo el radio de acción de Génova 13. Una operación muy bien tramada que habrá que ver cómo es recibida por los socios invitados a sumarse a ella.
De entrada, Gamarra ya ha dicho que el proyecto de España Suma “busca sumar a todos los partidos constitucionalistas”, entre los que, en un ejercicio delirante, incluye a la formación extremista verde. “Vox puede perfectamente participar, pero aún no ha formado ninguna coalición con el PP en elecciones previas”, ha recordado. Tratar de convencer a los españoles de que Vox es un partido que respeta la Constitución y la democracia es una tarea ardua y difícil. El partido de Abascal ha mostrado ya su peor cara en asuntos como la violencia machista (que sigue negando pese a que las mujeres mueren asesinadas cada día) o la inmigración (su última querella contra el Open Arms, al que considera un “barco negrero”, es un sarcasmo y una burla a los valores humanos más elementales). Por no hablar de la evidente homofobia que destilan los líderes políticos del partido verde. Con semejantes antecedentes y discursos a Casado va a resultarle difícil blanquear al outsider Vox como partido democrático. Aunque bien pensado quizá no sea tan complicado, ya que los ultras franquistas son hijos pródigos del PP que un día, hastiados, decidieron marcharse y que ahora retornan a casa.
Ilustración: Artsenal
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