miércoles, 6 de febrero de 2013

CON LAS MANOS EN LA CAJA

(Publicado en Levante-Emv de Castelló el 2 de noviembre de 2009)

Toda España es ya una gran Marbella, como decía ayer en la radio un paisano anónimo y cabreado. Un palmeral edénico lleno de monos codiciosos. Mañana Gil se levanta de su tumba, con su pecho velludo y su medallón obeso de oro, y lo hacen presidente del Gobierno, con mamachichos de ministras. Al lado de los que hay ahora, el ex presi del Atleti era un hombre santo y honrado, una hermanita de la caridad. Están convirtiendo nuestra tierna y bisoña democracia en un estercolero maloliente. Y para colmo va y se nos muere Sabino, que fue más que el Rey. Si Sabino levantara la cabeza (pero desgraciadamente, Sabino, ni está ni se le espera). 
Ya no pasa un solo día sin que los picoletos y los maderos tomen un barrio, una puebla, una taifa o una comunidad autónoma enjalbegada de mierda (dicen que trabajan día y noche, a destajo, para fumigar tanta corrusió). Y luego está lo del PP, lo del PP que no lo arregla ni la madre que lo parió. ¿Qué nos queda después de tanto traje última moda, después de tanta grabación policial hit parade, después de tanta cabeza rebanada? La rapiña, los carroñeros, el saqueo de la caja, el saqueo de Cajamadrí, que es el ajuar/lupanar del PP. El desplome de un imperio empieza con una horda de bárbaros trincando la vajilla de plata. Esperanza Aguirre, verso suelto, y Gallardón, esperanza blanca de las derechas, olímpico fracasado y hastiado del fair play, se disputan ahora esa vajilla. 
Cajamadrí es el cofre flotante que queda cuando baja la marea de la corrupción y los cadáveres corruptos van a la deriva. Hay una guerra sin cuartel, otra más, la madre de todas las batallas, la refinitiva. La dama de hierro lideresa, cheli y castiza versus el alcalde que está entre José Antonio y Groucho Marx. Y todo porque a Cobo, mano derecha e izquierda de ARG, le dio por poner a caer de un burro a Espe en una entrevista dominguera. «Es de vómito que le ponga la zancadilla a Rato» para que no llegue a la presidencia del banco, dijo el fulano. Ahí es na. Es cierto, señor Cobo, en eso tiene usted razón. El PP ha caído en el vómito, en la neurosis del poder y del dinero, en la náusea existencial de Sartre y del sastre. Tanto traje, tanto carnaval del dinero guarro, tanto filesa fallero, no podían ser buenos para la salud mental de unos chicos que aún van a misa de doce. Y ahora claro, han terminado en el diván, han tocado fondo por una angustia existencial que no se aguantan ni ellos mismos. 
En la interviú, Cobo se pone intelectualoide, místico. Habla del silencio, no de los corderos, sino de las gallinas; del novelón de espías que le han montado los hombres de Aguirre; de la hipocresía de baja calidad que inunda hasta el último despacho; de que la presidenta de los madriles y los suyos son ya como aquellos fantasmas amenabarianos de Los Otros, o sea, fotofóbicos a la luz, fotofóbicos a la verdad. 
Qué movida tan excitante, qué impagable numerito de vodevil nos están regalando estos mendas lerendas de la derechona desbragada. Sigan, sigan, como dicen los árbitros malos. Si es que el PP es el hotel de los líos, el camarote de los Marx, el club de la comedia, el Real Madrid, el coño la Bernarda (la de Utrera no, ésa se ha muerto, la pobre) la casa de los locos y las locazas, que también las hay en Génova, aunque se tiren el nardo de españolazos y machitos. 
Así está el patio pepero tras el resacón de mal tintorro gurteliano. Veo a Fabra, a Rus, a Ripoll, comadres de la intriga, parcas viejas del escándalo, intentando unir la desunión; veo a Ric, un dandi de lo más, desterrado del Poder (que no del escaño) y montando un bar en Casablanca sin una Ingrid Bergman para tocarle el piano; veo a Zaplana corriéndose de gusto con el esperpento; a Rajoy bailando con lobas, lolas y sorayas climatéricas de ambición; a Aznar revisando con lupa la lista de invitados del bodorrio (por si ha caído en la sopa otro pelo de bigote imputado); a Fraga que pasa de todo y ha abdicado de gurú. Y veo al iluminado/mártir Camps, que habla ya en plan poeta, el hombre, y no le entiende ni dios. ¿Pero qué democracia es ésta? ¿Pero qué invento es éste?, como dijera Saritísima (un beso, chata). 
Si Sabino levantara la cabeza. Ay Sabino, tú sí que eras un señor.

Imagen: Manel F.

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