(Publicado en Levante-Emv de Castelló el 22 de marzo de 2010)
Te dan rienda suelta, eres pájaro que vuela de la jaula, sales del trullo. Roldán. Quince años de cárcel valen 13 millones de euracos. Quince años no es nada, si después te queda un pico. «Vivo de la ayuda de mi hijo, no tengo un duro», explicas en una reciente interviú. Pero la Policía sabe la verdad, España entera sabe la verdad.
Se te sospechan propiedades en París y en las Antillas, 10 kilos ocultos en paraísos fiscales, un botín de escándalos, la dolce vita, cosas. Ibas de sociata con carné, engañaste al emperador Felipe. Fuiste un demócrata de la democracia del dinero. Has hecho de España una unidad de destino en lo corrupto/universal.
Confidente de la codicia, catedrático en fondos de reptiles, palanquero de huchas de huerfanitos. Sales de la trena un poco más viejo y depre, igual de calvorón y gris, pero con los bolsillos llenos. Si es que quince años no es nada, hombre. Ya eres un tío grande y respetable, un señor, has pagado, qué pasa. Aquí al robagallinas y al gitano se le mete la perpetua, pero al señor de las moscas, al señor de la mierda, se le pone un pisazo en París, vistas a la Torre Ifiel (como dicen los cazurros de Gran Hermano). Qué quieres que te diga, que quince años no es nada. Descoñaste a la Guardia Civil, descoñaste un Gobierno, descoñaste un país. Tus chanchullos nos llevaron a la dictadura de Aznarín, eso fue lo peor.
Te quejas de que vives en un cuchitril de setenta metros. Picoleto pícaro y traidor, cuenta lo del chaletorro en las Antillas, puerta con puerta con los Rothschild y los Rockefeller de toda la vida. Allí vive tu gente, tu clan, que es el clan del vellocino de oro, la tribu de la neurosis del dinero, porque el dinero es una neurosis que se mete en el cuerpo y le endemonia a uno. Qué te voy a contar, Luisón civilón, quince años no es nada si piensas en la pasta. Tu domicilio fiscal ha sido el hurto. Roldán, roldanito, roldanete. Cuentan que te han puesto de presidente de la comunidad de vecinos. Anda, tómate una pastillita para la fiebre del dinero, que eres un manos y la tentación duerme en la caja.
Qué va, que quince años no es nada, tío, joer. Tu fracaso es el fracaso de esta democracia bancaria, de esta democracia ficción que promociona al trincón o al paquetero John Cobra.
Se equivocó la paloma, pero la paloma ya vuela libre por Zaragoza. Eres paloma maña que se lo lleva con maña. Ya todos los dioses del afane se han montado en el dólar. El Dioni triunfando en la tele, Mario Conde vendiendo best sellers, Vera roturando finquillas y predios, los de la Gürtel esperando en capilla, para coger el relevo. Tú también irás al panteón de los ladrones honrados, dios de los chorizos, Zeus del Olimpo Campofrío.
Esto ni es democracia ni es nada, esto es un régimen berlusconiano/verbenero, un tocomocho constitucional, una fundición de avaricia regentada por golfos con carné. Pobre España, miré los muros de la patria mía.
No pienses más en el pasado, Roldán, querido, que quince años no es nada. Fuiste la gabardina hortera de una época triste, el inspector Clouseau de una mala comedia, el mascachapas de la brigada del fraude. Te diste el piro, anduviste con macarras de Singapur, pusiste al espía Paesa de testaferro, te metiste en mil orgías con lumias gordas de Bangkok. Nadaste en el champán inmundo con tu tanga leopardero. Te lo pasaste pirata.
Quince años de cárcel no es nada cuando aguarda un imperio. Has sabido esperar tu momento, tron. El marrón no fue tanto. Un footing en el patio, un par de novelas largas, unos talleres de bricolaje. Unas pajillas con los presos.
Puedes pedirnos que te perdonemos, pero no nos pidas que olvidemos.
Ahora a vivir, que son dos días.
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