martes, 15 de enero de 2013

EL DESPIDO

Desde hoy soy un periodista en paro. Uno más de los casi diez mil que han caído en las trincheras informativas desde que comenzó esta maldita crisis. No me siento especialmente triste ni deprimido. Todo lo más una extraña mezcla de rabia e impotencia, como si me hubieran robado la cartera. Solo que no me han robado la cartera, me han arrancado un trozo del alma, porque el periodista no es un trabajador más, sino alguien que vive una especie de religión fundamentalista, un monje de la noticia que empeña su existencia en pos de la verdad y que denuncia las injusticias del mundo. Para el periodista, el periodismo no es solo un medio de vida: es su vida. Por eso desde aquí advierto a esos contables que solo entienden de números (y a veces ni eso) de que acabar con un periodista es prácticamente imposible. Puede que nos manden a la cola del paro por una temporada; puede que nos apliquen ese asqueroso eufemismo de "despido improcedente por causas objetivas y económicas" que ha promocionado la infame reforma laboral de Rajoy. Pero somos legión y allá donde estemos siempre tendremos los ojos bien abiertos y las plumas afiladas. Seguro que alguien por ahí arriba se está frotando las manos tras enterarse de que diez mil periodistas han perdido su puesto de trabajo en los últimos cuatro años, un hecho inédito que supone un daño irreversible a la democracia y a la libertad de expresión. Es el sueño de todo corrupto: silenciarnos, dar la estocada al molesto cuarto poder. Qué equivocados están. La prensa es mucho más que un puñado de grupos empresariales mentirosos y envilecidos al servicio del político mediocre de turno. La prensa es el periodista. Y ya deberían saber que no hay bestia más salvaje que un reportero herido en su orgullo. Desde aquí les digo que, donde quiera que estén, no van a poder dormir tranquilos porque hay diez mil reporteros voraces sueltos por las calles, que es tanto como decir diez mil leones hambrientos que han roto las cadenas del amo que les daba de comer. Internet será nuestra selva inexpugnable. A partir de ahora, libertad, compañeros. Libertad y periodismo.    


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