viernes, 18 de enero de 2013

LOS VIVIDORES


(Publicado en Levante-Emv de Castelló el 16 de mayo de 2011)

Avanza la campaña y todo transcurre como nos temíamos: mucho golpe bajo, mucho mentarse a la madre y mucha ballestería dialéctica. Ha tenido que ocurrir el terremoto de Murcia para que se declare una tregua de 24 horas.
Cuánto echamos en falta a los buenos oradores que practican la paz y la palabra, como dice Blas de Otero. Escasean políticos que enhebren discursos brillantes y elocuentes (los que nos han caído en desgracia son como boxeadores infantiles poco instruidos). De ideas, de propuestas, de programas, nada de nada.
¿Recuerda el sufrido lector una sola medida imaginativa contra la crisis, una sola promesa aprovechable, un decálogo de buenas intenciones que sea cuanto menos interesante? ¿Dónde está ese parque que hay que construir, ese hospital que se debe levantar, esa biblioteca que es preciso abrir? Rien de rien. Siguen a la gresca con su diaria ferralla dialéctica. 
Aquí, en este país todavía llamado España, la política se entiende como el arte de aniquilar al otro. Camps desentierra el mosquetón de la Guerra Civil para refusilar al abuelo rojo del adversario y no pasa nada. Mayor Oreja llama terrorista al presidente y se queda tan ancho. El problema es que ya no hay hombres y mujeres nobles, sabios, de talla. Solo Rubalcaba nos deja de tarde en tarde alguna manoletina sintáctica. Hace tiempo que se ha instalado una casta de comicastros del cuento político, una recua de tecnócratas vividores que anda de acá para allá, de viaje en viaje, de mitin en mitin, de canapé en canapé, sin más currículum personal que haber insultado una vez al alcalde de su pueblo o haberle llevado un café al jefe de partido. Sufrimos los desatinos de una cabaña lanar de candidatos/vedettes provincianos, de funcionarios del buen vivir, de asesores de imagen, de jefes de protocolo, de directores de esto, de subdirectores de aquello, de teóricos del marketing (y lo que vaya saliendo), de enchufados, mamaderos y burócratas que no sabe de política ni quiere saber. Son parásitos del parlamentarismo de salón, baldados intelectuales que viven para comprarse el toyota de segunda mano y el chalé en Torrevieja-Alicante. No han leído nada, no han abierto en su vida una mala página de don Manuel Azaña, siquiera para saber de qué va esto de la función pública. Aquí se ha instalado una banda organizada de sagastinos y canovistas incultos y aficionados que solo entiende de números, de encuestas, de estadísticas, de debates televisivos, de vallas publicitarias y de semiótica de la imagen, pero que no sabe ni una palabra de democracia ni le interesa saber.
Estas municipales se han montado como una especie de anticipo intrascendente de la reyerta final que tiene que venir después, o sea las generales, como un ensayo para que los dos líderes del turno canovista (Rajoy y el sociata que venga tras ZP) nos monten un nuevo Puerto Hurraco ciego y absurdo dentro de un año. Hasta entonces el pueblo hace cola en el INEM, De Cospedal ultraja al Constitucional a cuenta de Bildu y Camps alquila el Palau de Les Arts para bodorrios, bautizos y comuniones. Qué bochorno. ¿Se imagina el sufrido lector que alquilan el célebre Radio City de Nueva York para una boda gitana? Un respeto con la ética socrática, hombre, que sin ética no hay democracia. Este PP gurteliano y faltón es que ya no respeta nada y cualquier día organizan un campeonato de tenis internacional en la Basílica de los Desamparados, con La Cheperudeta haciendo de ojo de halcón, la pobre.
Sufrimos un sindicato de intermediarios de la pela fácil, un club de fenicios del chollo oportunista que se ha propuesto vender nuestra democracia a plazos. Y mientras tanto los rubios del fascio redentor (los finlandeses y los de Móstoles, que tanto montan) empiezan a desfilar en sus descapotables tuneados de odio, sus himnos y banderas, sus botines cristalinos y sus insultos contra el sin techo pobre y esquinero. De entrada un tal Anglada ya ha prometido que va a echar a todos los inmigrantes de Cataluña. 
Pues sálvese quien pueda.


Imagen Batiburrillo: artículos políticos

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