miércoles, 30 de enero de 2013

EL BULO Y EL CRASH

(Publicado en Levante-Emv de Castelló el 10 de mayo de 2010)

No hay más que echar un vistazo a la prensa del día para darse cuenta de que los mercados internacionales han urdido un complot contra este país. Como si fuéramos el único Estado en el mundo que tiene paro y déficit. Uno cree que se han propuesto hundir a España, como antes han hundido a Grecia. Luego vendrán Portugal, Italia, Rumanía, y en ese plan. 
En esta Desunión Europea, cuando las cosas pintan mal, el norte opulento apela al viejo tópico del lobo que viene. El lobo es el fontanero polaco, el perro judío, el atrasado rumano, el ocioso griego, el torero español, ese portugués, qué hijoputa es, en fin. ZP y Rajoy se citaron en Moncloa, como una pareja de divorciados rencorosos, para hablar del tema del bulo. De allí tenía que haber salido una declaración conjunta, firme, unitaria, pero salió lo de siempre: nene caca, no te ajunto, ea. 
Alguien en Wall Street o en el Bundesbank o en el Financial Times está interesado en tirarse el nardo de que nuestra economía se desploma, cuando en realidad nuestra economía lleva siglos desplomándose tranquilamente (con algún que otro paréntesis de bienestar, como el crucero que hicimos por las Américas para expoliarle el oro a los pobres indígenas). 
No es nada nuevo que estemos al borde del crash. Este es un país que taló sus bosques celtíberos para criar ovejas, y ahí empezó la crisis. Desde Tartessos y Viriato no hemos hecho otra cosa que sestear, beber bota y botijo, darle al pitillote y venderle la lana a las multinacionales europeas, que son las que han hecho el negocio pingüe. Aquí, la miseria y el estraperlo han sido nuestra empresa nacional. Aquí no sabemos lo que es vivir pensando en el dólar ni sabemos de planes quinquenales. Sacamos a la Virgen en rogativa, de vez en cuando, y le pedimos que llueva. 
En los felices ochenta y eso, Felipe decidió darle barra libre al bursátil extranjero para salir de pobres. Hizo de España la formidable máquina de trilar dinero negro de la Europa Volkswagen, mi hermosa lavandería, la rueca del pelotazo alemán, francés o sueco, según, más algunos jeques árabes que aparcaron sus petroyates en el jardín de Gunilla von Bismarck y se corrieron unas juergas gloriosas. Hasta los pobres mafiosos rusos se vinieron a vivir con nosotros, oyes, angelitos. Ningún tecnócrata de Bruselas se acordó entonces del IPC, ni del PIB, ni del PER. Invertir en España era rentable para los grandes tahúres del turismo financiero. Por un momento vivimos un sueño dorado, nos llegamos a creer esa gallofa del milagro español, cuando en realidad no había tal milagro, sino unos millonarios en bermudas que se jugaban su dinero aburrido en el ladrillo y después compraban Mallorca a golpe de talonario. Hicieron de España un casino en el que convenía apostar, una ruleta loca que movía dinero internacional, fuerte, negro, a espuertas. Había mano de obra barata, bolsa a la baja, mamachichos, sangría don Simón. Un Las Vegas a la europea. 
Toda esa dolce vita, la sodoma y gomera española, se acabó cuando Zapatero ganó las elecciones. Entonces empezó el declive de los mercenarios de fortuna, los bárcenas, los matas, los díazferranes, los bigotes, los correas, los clanes gürtel y algún que otro elemento de Castelló. Hasta la Pantoja y su alcaldillo/guiñol han visto llegar su San Martín. 
La derecha eurocon quiere cargarse este país (con la ayuda de Rajoy) porque ya no es divertido. Para mí que tanto bulo sobre el crash español no sale del FMI, sale de un alemán en tanga, cabreado y ceguerón de cerveza, que ladra contra la socialdemocracia en un velero de Marbella. No parará hasta ver a ZP en la cola del paro. 
La Europa rica, la Europa Merkel, ha abierto la veda contra el soñador grecolatino. Nos llaman pigs, holgazanes, jetas, nos amenazan con un Trafalgar financiero. Hundirán el IBEX y el Banco de Santander, nuestra Armada Invencible bancaria, con una batería de sucios chismes, rumores, runrunes, bulos y cotilleos bursátiles. ¿Pero qué les pasa a esos cabezas cuadradas? ¿Acaso no les dimos a Platón, el Coliseo, la paella? Como sigan con lo del bulo tendremos que confiscarles Mallorca. 

Imagen: El Roto

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