(Publicado en Levante-Emv de Castelló el 20 de septiembre de 2010)
En estos seis años de gobiernos y procelas, a Zetapé lo han hecho un hombre, mayormente los poderes fácticos, como antes en la mili, y además lo han hecho socialista a la inversa, o sea un invertido ideológico.
Podríamos citar una larga lista de errores e infortunios (los aciertos los dejamos para otra columna): la pasta que endosó al banquero para que siguiera tirando con sus dietas y sus putas; el despido improcedente de Solbes; el despendole del cheque bebé; la democracia arrodillada ante un señor gordo del Bundesbank; la jubilación a los cien; la reforma laboral, que ni es reforma ni es laboral, sino un robo con intimidación al obreraje. Y en ese plan. Lo cierto es que tuvimos fe en Zetapé, al que ahora llaman Zetaparo. Se lo dijimos en su momento, señor presidente: no nos falle. Se lo advirtió un joven con el rostro aún roto por la rabia tranquila y la sangre absurda del 11-M. Pero ha caído en la misma trampa neoliberal en la que caen todos cuando la economía se pone fea: vara al proletariat y barra libre para el patrón.
La cuestión es: ¿qué es hoy el PSOE? Pues son los infrarrojos de boquilla, Botín, La Sexta y Milikito, los milloncejos de Bono y su implante de pelo, la mitad de Prisa (la otra mitad está en la COPE), las momias que vuelven tipo Asunción, algún petit burgués catalán, el lobby gay de Zerolo, los frikis de diseño, sindicalistas liberados con morramen, las jovencitas primarias que se suben a las barbas del jefe, más la Trini, que sigue fresca y lozana, menos mal. Ahora que el presidente nos ha vendido al capital ya somos todos carne de cañón, finiquitos con patas, números estadísticos para que Rajoy se entretenga echándose unos crucigramas antes de poner sus reales en la Moncloa.
El gobierno pepero que viene será una de mafias a la española, los violentos años veinte, sólo que con El Bigotes de ministro y forrándose a golpe de chanchullo. Ahora los han vuelto a pillar en otra grabación policial alicantina: «Te debo una comida, macho», dice uno de los artistas. «Sí, una buena comida, pero de rabo», le contesta otro fulano.
Tantos años de parlamentarismo limpio y decente, tantos años de incansable lucha por la democracia y la libertad, para terminar en una merienda de rabos.
Ya somos piezas inútiles de ese mecano monstruoso y cruel que es el liberalismo corrupto. Ya somos fichas de carne de ese gran monopoly que es España SA, España Paraíso Fiscal.
Todo el pueblo vive acollonado por el futuro, que es más negro que el de un gitano en la nueva Francia aria de Sarkozy. Ésta es la generación perdida, sólo que sin Faulkner y con Jorge Javier de gran gurú de la estulticia inculta. Es la rueda dentada de la Historia, que gira y gira y atrapa siempre al mismo, al pueblo, al hombre. Es la dialéctica hegeliana: después de la rapiña la crisis; después de la crisis el paro; después del paro la huelga general; después de la huelga general un demagogo gallego de mano en pecho, sombrero de Napoleón y mirada lunática que se sube al carro destartalado del país para hacer patrioterismo. ¿Patriotas? Me entra la risa nerviosa. Estos patriotas de la derecha arrastran tras de sí una caravana de asaltatrenes con carné profesional. Ellos y Rajoy harán el paseíllo triunfal entre confeti de dinero negro, ruinas, escombros y cadáveres laborales, o sea parados.
Decían que la lucha de clases era cosa del pasado. Y un huevo. Que llegue ya el 29-S para gritar, protestar, patalear y despotricar contra unos y contra otros. Aunque no sirva de mucho.
Que nos la meta doblada el tío del puro y la pela nos duele. Pero que nos la meta un supuesto socialista, señor presidente, escuece aún más. Ya le vale.
Imagen: wordpress
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