miércoles, 23 de enero de 2013

EL TURISMO

(Publicado en Levante-Emv de Castelló el 24 de enero de 2011)


Cuarenta años de dictadura, treinta de democracia, una Olimpiada, el felipismo, el ansarismo, el despelote del ladrillo, el dinero negromarbellí, AVES a punta pala, y va y resulta que aquí lo seguimos fiando todo a lo de siempre, al sol ibérico, al mar de tintorro, a la sueca cachonda. Al turismo, o sea.
La semana pasada nuestros políticos fueron a Fitur con toda su corte de pajes/asesores a hacer turismo. Se pusieron de gala para darle a la cigala y de paso echarse un agarrao por Aguilé, que la vida son cuatro días y nadie me quita mis vacaciones en Castellón. 
Los unos y los otros se pasan la vida prometiéndonos las nuevas tecnologías, el I+D, el plan hidrológico, la postindustrialización, el calzón inteligente, la energía atómica y el petróleo falso de las Columbretes, pero todo eso es para disimular, porque a la hora de la verdad salen corriendo para Madrid y a promocionar el turismo a granel, el turismo del botijo, la paella y la plaza de toros portátil con los cuatro analfabetos aporreando a la pobre vaquilla. A nuestro querido alcalde Fabra no se le ocurrió otra cosa que desplegar el cartel taurino de El Juli y soltar el manido cuento de que nos están robando el AVE. Qué falta de imaginación.
Definitivamente se han quedado para cortar la cinta de las inauguraciones con la banderita de España. Por mucho que nuestros políticos nos quieran vender el camelo del turismo de calidad, de las cabañas rurales y de los balnearios ultramodernos con spa, esto es el mismo truco de siempre. Todos sabemos que van a Fitur a lo que van, a vender playas contaminadas, a vender aeropuertos sin aviones, a vender jubilados alemanes todavía follanderos y a ponerle una velita a Amón Ra para que no se nuble en agosto y poder reventar los chiringuitos. 
Hacemos el mismo turismo sucio, agropecuario y malo de siempre, Samuel Bronston Productions, con el camarero de peloenpecho detrás de la barra ofreciendo sangría y picha fiable a la sueca vikinga que viene a tostarse el culo y a montárselo con un torero lo más parecido a Antonio Banderas (tres seguidos sin sacarla, la bandera). Los guiris no nos visitan por amistad, ni por El Prado, ni por la Alhambra. Nos visitan por baratos, exóticos y típicos. Ellos vienen a beberse toda la provincia de La Rioja y ellas a calzarse al latin lover cejijunto, macho, curtido, celtíbero.
Mientras la Merkel y sus mercados (ay, los mercados) nos piden más sangre, más sudor, más lágrimas, aquí reaccionamos tirando del viejo manual levantino, exprimiendo al máximo nuestro petróleo astral, nuestro sol, qué pasa, que para eso lo tenemos. No hemos salido de Palomares, de Fraga en bañador elefantiásico y de Paco el de la Bomba. Desde Viriato, las tribus penibéticas no han hecho otra cosa que tumbarse a la bartola y dejar que el gran diamante de rayos amarillos vaya rindiendo subsidios. El español es un rentista del verano. 
Seguimos siendo los camatas simpáticos y alegres de Europa que cantan por Antonio Molina y sirven pescaíto frito al ricachón del Bundesbank, que es quien al final produce economía de verdad y nos manda la Bolsa al garete. Seguimos siendo un país caribeño y camastrón, la Cuba de la UE que pone catre, lambada, dry con tumbona y jinetera a los fulanos de la mafia rusa y a los millonetis gafotas de Microsoft. 
Los yanquis tienen Wall Street, los alemanes la Mercedes-Benz, los italianos al fauno putoncete de Berlusconi, los franceses la declaración de derechos del hombre, los japoneses el transistor, y aquí tenemos un pedazo de astro rey que no se puede aguantar y que es como un radiante, inagotable, fértil y gigante cojón español. ZP, con buena voluntad, ha querido innovar con lo del plan de sostenibilidad, pero aquí es que no servimos para hacer microchips, ni coches, ni ordenatas, señor presidente, y a los políticos los votamos para que gestionen las cuatro perrillas pobres y pírricas que da el turismo patrio ¿sabe usted?
Los políticos regresan cansados y con resaca de la peregrinación a Fitur, nuestra Lourdes económica. Volvemos a Pajares y Esteso. Pues que viva España, coño. 

Imagen: J.R. Mora

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