martes, 29 de enero de 2013

LA DERECHA PALETA

(Publicado en Levante-Emv de Castelló el 31 de mayo de 2010)

La derecha gamberra se fue al Senado, como el que se va a los toros, con la bota de vino, el cuchillo jamonero y las ganas de sangre. Sólo faltaba Cospedal con la peineta, el abanico y el mantón de manila, tendido de sombra. 
Ya hemos dicho aquí alguna vez que tenemos una derecha taurina, sanguínea y ciega que entiende la política como una corrida de toros. Ahora han convertido el Senado en una plaza de segunda. 
Hubo de todo en la sesión de control. Pataletas, palmas borrachas, pitos, abucheos, caretos y caraduras. Sus señorías parecían encocados de ira, iban todos puestísimos de odio, como el nieto de Franco suele ir puesto de coca, lo cual nos confirma que lo del fascismo y su descendencia viene de un chute fatal. 
Julio Aparicio quedará para la posteridad por ese pitonazo gutural que le atravesó la garganta y que fue como un cuadro cubista de Picasso. La imagen de los senadores peperos empitonando a Zapatero y abroncándolo con saña pasará a la Historia como otra cogida trapera. 
Aquí lo que pasa es que la derecha no entiende de democracia ni le interesa para nada. Para Pío García Escudero y su cuadrilla de subalternos el parlamentarismo es una mala novillada, un festival taurino que consiste en darle el descabello al adversario, mirar al tendido y salir por la puerta grande tocándose el paquete, entre paletos lunáticos. 
Se les ve que están escasos de utillaje democrático, que siguen gobernando, ebrios de látigo, a lomos de caballos señoritos. Para ellos lo de votar cada cuatro años es un mal menor, una cosa de rojos, de pobres. Si pudieran harían aquello que les dijo José Antonio: lo mejor que se puede hacer con las urnas es romperlas. 
Porque el poder es de ellos, España les pertenece, y no soportan que gobierne nadie más. 
A esta derechaza cazurra que no le hablen de fair play democrático, ni de oposición constructiva, ni de patriotismo constitucional, ni de respeto al adversario. Milongas. Lo que le pide el cuerpo a estos hooligans de la política dominguera es la vicalvarada garrula, el pollo constante, el ruido agrio y el levantamiento nacional. 
Esta derecha gamberra hace política basura sin importarle cómo le vaya al país o cómo le deje de ir. No tienen más aspiración que colocar a sus becarias repijas en el negocio, tipo Soraya, que la niña ya está muy preparadita y hasta estuvo en Oxford chapurreando algo de inglés. 
Esta es una derecha paleta y africanista que se limita a pedir la dimisión de Zapatero porque no se le ocurre ni una idea inspirada para sacarnos del crash. Aznar pedía dimisiones al grito de «váyase seor González», atisbando así su mal talante y su mal paladar democrático. Otros, como Rita Barberá, han profundizado en esa escuela inculta y van por lo personal, por lo visceral, y arremeten contra la mujer de Zapatero, mayormente, lo cual es caer aún más bajo. A la alcaldesa sólo le ha faltado mentarle la madre al presidente del Gobierno y después soltarse un eructo desahogado con aliento a copazo. 
Puede que tengan razón. Puede que el Gobierno esté dando bandazos y se equivoque más que una escopeta de feria. Pero esa razón la pierden toda con esas algaradas violentas, con esas verbenas zarzueleras, castizas, españolazas y húmedas de tintorro que suelen montarse en las tardes de corrida/parlamento. 
No salen del Zapatero dimisión. Duran i Lleida ha pedido elecciones anticipadas muy cortesmente, porque el presidente ya no le pone ni le inspira. Nada que objetar. 
Pero encender una hoguera de podredumbre dialéctica, convertir el Parlamento en una pocilga solemne, en el festival del bombero torero con barra brava, es una muestra más de nuestra derecha más tópica y típica. 
Menos mal que sus señorías fueron a colegios de pago. 

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