lunes, 28 de enero de 2013

LA ESCUELA

(Publicado en Levante-Emv de Castelló el 13 de septiembre de 2010)

Ha comenzado el curso escolar con más alumnos y menos profesores que nunca. Dentro de nada pondrán al bedel a dar clases de álgebra. De modo que, por lo que parece, a esta derecha valenciana damasquinada de corrupción no le interesa que nuestros niños tengan una educación sana y equilibrada. Quizá sea por aquello de que una buena educación hace pensar, y cuando la gente piensa cae en la cuenta de que el señor del bigote, el de las magdalenas Ortiz o un constructor dedoscalientes le está robando la cartera.
La cosa es que un 30 por ciento de nuestros alumnos sucumbe en la trinchera de la escuela y el porcentaje crece cada año. Mientras tanto, al PP sólo le preocupa que las familias ricas puedan seguir llevando a sus hijos ricos a colegios ricos. La derechona esconde la cabeza debajo de su ala más burda y las aulas/barracones siguen llenándose de jóvenes ágrafos. La consecuencia es que nuestros chicos están todo el día dándole al SMS tonto, jugando a la play o echando unas caladas al porrillo, que es el chupete anestésico de esta sociedad orwelliana. Lo que pasa en los colegios es el desierto que avanza, como dice Nietzsche. 
Si seguimos cultivando una educación hueca y vacía, pronto habrá más vigilantes de seguridad que profesores en los colegios. Mayormente para evitar matanzas tejanas en plan yanqui. 
No hace mucho escuché en la radio cómo un joven confesaba, sin pudor, que no sabía nada de la Guerra Civil. El problema es que los niños de hoy no saben nada porque no les enseñan nada, lo cual es producto del sistema educativo improvisado y estéril del PP. En este país, los Reyes Católicos son unos héroes o unos villanos en función de quien gobierne. 
Para mí que el mecano educativo se hundió cuando Maravall y Solana quisieron sacar la Filosofía de los colegios. La filosofía es el alimento del espíritu, el alma del cuerpo. Sin Sócrates, Platón, Aristóteles, Descartes y Hegel no es posible amueblar una mente adolescente y decente. Ahora los maestros les dan unas nociones rápidas de conocimiento del medio (¿qué coño será conocimiento del medio?) unas clases de sexo y gimnasia y unas pocas sumas y restas y hala, a montar un Gürtel por ahí, que el Gobierno valenciano es como un primo y cuanto más primo más me arrimo. 
Adiestran a los niños para trepar en la vida, para manejarse con la pasta y el chanchullo, para moverse fuerte en el soborno gubernamental. Será eso lo que los pedagogos modernos llaman tecnología educativa, que no deja de ser una tecnocracia de analfabetos en una sociedad mendaz. Para llegar a esto mejor hubiera sido seguir con el viejo sistema: el maestroescuela de americana raída, pitillote triste en la boca y amarga soltería. 
Queda claro que una Atenas improductiva y culta siempre será mejor que una sociedad rica pero zafia. Un país ignorante es, entre otras cosas, un país más fanático y racista. Hay que enseñar más Hawking en el colegio para que no nos salgan alzacuellos con ganas de quemar coranes, como ese pastorcillo pirómano de Florida. Hay que enseñar mucha Historia y la expulsión de los judíos de España para que no nos venga luego un Sarkozy a darle caña al gitano, que es de goma (sólo le ha faltado pedir que intervenga la Guardia Civil). 
Y con esa mala educación es como estamos construyendo una mala Europa, esta gran mentira llamada Europa. 
La educación de baja intensidad que le estamos dando a nuestros colegiales explicaría que cada hornada de políticos sea peor que la anterior. Aún no hemos llegado a la comedia slapstick de otros parlamentos que se tiran tartas a la cara, aunque todo se andará. El tartazo cómico entre diputados será el acto final de nuestra democracia televisiva y boba que hace coincidir elecciones con partidos de fútbol (un gesto muy feo, señor Montilla). 
Para mí que a este PP pollino y sospechoso, el PP del traje y el pelotazo, no le interesa la escuela. Le basta con el pensamiento único, el pensamiento inculto. 
Terminarán por incluir las memorias de la Esteban en los planes de estudio. Y si no al tiempo. 

Imagen: Leandro

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