lunes, 11 de mayo de 2020

DE CUCA GAMARRA, SALVADOR ILLA Y RAJOY


(Publicado en Diario16 el 16 de abril de 2020)

La señora diputada Cuca Gamarra, portavoz parlamentaria del PP, llegó el miércoles al Congreso de los Diputados con una idea fija en la cabeza: arrearle al ministro de Sanidad hasta en el paladar. Gamarra le dijo a Salvador Illa que esperaba que asumiera errores y pidiera perdón a los españoles por la mala gestión de la crisis del coronavirus. “Pero ya sabemos que su soberbia se lo impide. Así no, señor ministro”, le espetó con arrogancia desde la tribuna de oradores.
Gamarra lanzó toda su artillería pesada contra Illa. Le afeó no haber seguido las recomendaciones de los organismos internacionales, no haber hecho acopio de material en los inicios de la pandemia y no haber suspendido los vuelos con Italia, de forma que supuestamente se puso en riesgo la salud de la población. Hasta le echó en cara las conversaciones del Gobierno con los independentistas catalanes, cosa que no venía mucho a cuento, pero ahí lo dejó. Toda palada de tierra suma para tratar de enterrar a Pedro Sánchez. “Test, test, test para proteger a los españoles, eso es conocer la realidad epidemiológica. Test masivos a la población, pero eso sigue sin ser posible a pesar de los sucesivos anuncios que hace el Gobierno y usted mismo. No sabemos ni cuántos españoles han sido sometidos a una prueba”, lamentó. No se dejó una en el tintero y acusó al ministro de ejercer el mando único para requisar las compras de material a las comunidades autónomas, de no proteger al personal sanitario, de incoherencia e improvisación. Poco le faltó para acusarlo de la muerte de Manolete. “El problema es que usted no va solo, nos lleva a todos los españoles”, dijo.
Illa, abrumado por el chorreo que le estaba cayendo desde la bancada popular, no pudo hacer otra cosa que replicar que el Gobierno de España “siempre ha seguido las recomendaciones de la OMS”. Y añadió: “Hemos dado datos ciertos y usted lo sabe. Para este Gobierno la primera prioridad es la salud de los ciudadanos. La segunda prioridad es la salud de los ciudadanos. Y la tercera prioridad es la salud de los ciudadanos. Estamos venciendo al virus todos juntos. Súmense. Súmense con unidad y lealtad. Estemos todos, por favor señoría, a la altura”.
Gamarra salió del hemiciclo convencida de haber ganado su pulso semanal con el titular de Sanidad, que era lo que en realidad le interesaba (lo de proponer soluciones científicas concretas para superar la epidemia es otro cantar, la oposición constructiva no da votos). Sin embargo, no han pasado ni 24 horas de su supuesta victoria y todo ese nivel de exigencia política, todo ese metodismo y toda esa meticulosidad que le ha exigido al Ejecutivo Sánchez se ha derrumbado como un castillo de naipes. La señora Cuca, muy cuca ella, ha sido el primer cargo del PP en pronunciarse sobre la conducta inmoral del expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien por lo visto tiene la costumbre de salir a la calle a darse unas carrerillas matutinas, incumpliendo el confinamiento obligatorio para todos los españoles, la única manera efectiva de frenar la expansión del maldito coronavirus.
En una entrevista en Espejo Público, Gamarra ha asegurado que “desconoce” si el exlíder gallego tiene algún problema médico que le aconseje salir a caminar: “Eso corresponde al ámbito de la intimidad de Mariano Rajoy, que es un ciudadano más y yo voy a respetar esa intimidad”. Además, Gamarra ha valorado la decisión del Ministerio del Interior de investigar si el expresidente se ha saltado las medidas decretadas por el estado de alarma, un comportamiento castigado con multas de entre 600 y 1.000 euros. “Creo que hay problemas importantes en España”, ha asegurado la señora Cuca. “Que no intenten distraer y que se centren en eso que es lo importante. Hoy hay millones de españoles que no pueden acceder a una mascarilla, hoy hay millones de españoles pendientes de cobrar un ERTE, a eso es a lo que tiene que dedicarse el ministro del Interior y todos los ministros que tiene el presidente Sánchez”.
Por lo visto, para la señora Cuca que un hombre pueda ir por ahí dando bocanadas de aire y propagando el virus con sus trotes cochineros no es un problema importante. Y es que en tiempos de epidemia también hay clases, diferencias, élites, y lo que está prohibido para el españolito de a pie −o sea salir a la calle a respirar un sorbito de oxígeno y a hacer algo de ejercicio−, debe ser permitido para un expresidente, sobre todo si es de su partido. El español confinado en su casa tiene que cumplir; a Rajoy, como vive como un marqués en su pazo gallego, se le perdona todo. Esa es la forma que tiene el PP de entender el principio de igualdad, esencial en un ordenamiento jurídico democrático. De modo que todas sus brillantes acusaciones sobre los errores en la gestión del Gobierno, todos sus reproches sobre la falta de seriedad y toda la incompetencia que atribuye a Sánchez se han diluido como azucarillos, ya que no se puede exigir a alguien que haga las cosas bien cuando no se predica con el ejemplo. No obstante, la señora Cuca es muy cuca. Volará alto y llegará lejos.

Viñeta: Iñaki y Frenchy

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