(Publicado en Diario16 el 11 de mayo de 2020)
El arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, se ha hecho famoso a costa de dar titulares fuertes, provocativos, incendiarios. Muchas de sus declaraciones han sido trending topic (más bien habría que decir “tremending topic” dada la radicalidad de sus ideas), como cuando se preguntó en voz alta si en la “invasión de emigrantes y refugiados que llegan a Europa es todo trigo limpio”; o cuando acusó a los médicos abortistas de “matar y no curar”; o cuando dijo aquello tan lírico de que “los ateos están vacíos y desorientados”, además de que tienen “ideas prevalentes como el dinero, el sexo y el goce narcisista del cuerpo”.
No sabemos con qué clase de ateos se relacionará monseñor Cañizares, pero sin duda se le olvida que muchos buenos chicos de derechas y de misa de doce de toda la vida andan también metidos en cosas feas de los juzgados, mayormente el robo a manos llenas de dinero público, la droga de la biuti que en Valencia corre a raudales y “los volquetes de putas”. Pero de esos el cardenal no dice ni mu. Otra vez el doble rasero y el martillo de herejes.
Ayer, el polémico arzobispo volvió a montar el Cristo, aunque más bien habría que decir que en esta ocasión lo que montó fue la Virgen. En efecto, con motivo del día de la Patrona de Valencia, la Virgen de los Desamparados, el Arzobispado decidió abrir las puertas de la Basílica para mostrar la imagen de la Mare de Déu a una plaza donde se habían congregado unos doscientos valencianos, unos con mascarilla y otros a cara descubierta, confiando sin duda en que la Geperudeta los protegería con su manto aterciopelado del virus propagado no por los chinos de Wuhan, sino por el mismísimo Maligno.
En cualquier caso, aunque doscientas personas pueden parecer pocas en comparación con la muchedumbre que cada año se congrega ante el templo religioso de la plaza, son muchas si se tiene en cuenta que Valencia aún sigue confinada contra la epidemia por el elevado riesgo de contagio. De ahí que la Policía Local haya abierto una investigación previa a un informe que remitirá a la Delegación del Gobierno sobre el posible incumplimiento del estado de alarma por parte del Arzobispado. Todo apunta a que alguien dio la orden de hacer la vista gorda, ya que los agentes en ningún momento sancionaron a los concentrados ni disolvieron la romería. Ni la Policía Nacional ni la Autonómica intervinieron, pese a que tienen orden estricta de sancionar a todo aquel que le dé por infringir el Decreto de Estado de Alarma. El Ayuntamiento de Valencia ya ha calificado el acto religioso de “irresponsabilidad”, mientras desde el Arzobispado se insiste en que “no ha sido un acto premeditado”, ya que no había ninguna convocatoria pública. Si Cañizares ha hecho trampa o disponía de los permisos administrativos necesarios solo el informe lo aclarará. Pero de momento la penúltima batalla de la Santa Cruzada nacionalcatolicista contra el ateo rojo y chavista la ha ganado Cañizares. Chúpate esa Pablo Iglesias.
Viñeta: Iñaki y Frenchy
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