martes, 12 de mayo de 2020

UNA EPIDEMIA DE BUROCRACIA


(Publicado en Diario16 el 17 de abril de 2020)

Destacados dirigentes regionales (sobre todo aquellos que gobiernan las comunidades del PP) han arremetido contra el Gobierno de Pedro Sánchez por sus errores en la gestión y control de la epidemia de coronavirus. Ahora bien, un somero análisis de cómo fue la actuación de los gobiernos autonómicos en los primeros días de la crisis viene a demostrar que la virulenta propagación de la pandemia en España no tiene un solo y único responsable. Pese a las complejas redes de alerta sanitaria, a los numerosos servicios y organismos periféricos competentes y a la gigantesca burocracia que compone la Administración autonómica, lo cierto es que nadie supo ver la magnitud del desastre.
Remontémonos al 28 de enero, cuando la epidemia no era más que una borrosa y lejana amenaza asiática y en España las competiciones deportivas se celebraban con total normalidad, los bares y los cines estaban llenos y el primer tema de conversación política en las radios y televisiones era la mesa de negociación para solucionar el conflicto catalán. Aún no habíamos llegado al viernes 31 de enero, cuando el Ministerio de Sanidad comunicó el primer caso positivo de covid-19 en nuestro país: un turista alemán que fue hospitalizado y aislado en el Hospital de Nuestra Señora de Guadalupe, en la isla de La Gomera. ¿Qué hicieron y cómo se comportaron en esos primeros días las comunidades autónomas −competentes en Sanidad al tener transferidas las competencias− ante las noticias preocupantes que llegaban de Wuhan?
Si bien es cierto que algunos gobiernos regionales comenzaron a poner en marcha sus propios protocolos y comités técnicos, la actuación política se limitó a una cuestión de mero trámite burocrático sin adoptar medidas concretas de acopio de material y ampliación de plantillas e instalaciones hospitalarias. Por supuesto, hubo mucha declaración de políticos, mucha mesa de seguimiento y mucho comité y protocolos de actuación que sirvieron para más bien poco.
Así, en la Comunidad de Madrid, el 27 de febrero un joven de 24 años que había estado de viaje en el norte de Italia se convertía en el primer caso de coronavirus confirmado. La fecha del 8M y la famosa manifestación por el Día de la Mujer que la derecha siempre echa en cara al Gobierno como punto crítico en el estallido de la epidemia aún quedaba lejos. A finales de enero, Isabel Díaz Ayuso se puso al frente de un Comité formado por decenas de técnicos y responsables políticos que quedaron muy bien en la foto pero que no evitaron la tragedia. Y hoy ya sabemos lo que ha sido la gestión nefasta en las residencias de ancianos (más de 4.000 fallecidos, según las primeras estimaciones), así como el esperpéntico episodio de los aviones con material que estuvieron perdidos durante semanas. Sin embargo, Ayuso ha sido una de las más beligerantes con la gestión de Pedro Sánchez. “Esto se veía venir. Era de esperar que esto iba a llegar. La conexión de China es directa, no hay una sola goma del pelo que no sea made in China”, dijo tras el estallido de la crisis.
Otro de los que hoy dan lecciones a los epidemiólogos españoles es Quim Torra, el presidente de la Generalitat de Cataluña. El 27 de enero la Agència de Salut Pública de Catalunya consensuó un protocolo de actuación ante “casos sospechosos del nuevo coronavirus”. En aquel momento la versión oficial era que “actualmente se considera que el impacto para la salud pública en caso de detectarse un caso importado es bajo para Cataluña y para el resto del Estado”. Como dato curioso los expertos de Torra aconsejaban que “si en los 14 días posteriores a la vuelta de un viaje a la ciudad de Wuhan se presentan síntomas respiratorios (tos, dolor de garganta, fiebre, sensación de falta de aire)” se comunicara a los servicios sanitarios “el antecedente de la estancia en esta ciudad o bien llamar al teléfono 061 Salut Respon, que ya incorpora un servicio de traducción a disposición de los profesionales de la salud que lo necesiten para comunicarse con la población de habla china”. Un comunicado demoledor que pone en evidencia la arrogancia de las autoridades y lo invulnerable que nos sentíamos ante un germen que parecía cosa de inmigrantes orientales.
Queda acreditado que a finales de enero los responsables de la mayoría de las comunidades autónomas ya sabían que una extraña pandemia se acercaba. Ni uno solo de los cientos de cargos y funcionarios autonómicos que cobran elevados sueldos mensuales con cargo a los Presupuestos Generales del Estado olieron el rastro del fuego que se aproximaba. Ahora es fácil echarle la culpa al Gobierno central y de acusarle de imprevisión. ¿Pero dónde estaban ellos que tenían atribuidas las competencias? ¿Qué pasa con la responsabilidad de todos esos supuestos expertos autonómicos? ¿Para qué queremos tanto aparato burocrático, tanto comité y tanto protocolo de actuación que en el momento de la verdad no han servido para nada? También de eso tendremos que tomar buena nota cuando todo pase. 

Viñeta: Iñaki y Frenchy

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