(Publicado en Diario16 el 17 de abril de 2020)
La vergüenza de oposición que tenemos en España ha llegado al The New York Times. Las bravuconerías de Pablo Casado y los bulos de Santiago Abascal han sido analizados por los periodistas del prestigioso diario norteamericano. En el civilizado mundo occidental, donde todos por encima de sus ideologías políticas cierran filas cuando llega un momento de gran catástrofe nacional, no se entiende que en aquel pequeño país del sur de Europa llamado España unos y otros se lancen los muertos a la cabeza en un espectáculo propio de gente prehistórica, cainita, sin civilizar.
España, una vez más, ha dado la nota en medio de una tragedia de dimensiones colosales y eso no ha pasado desapercibido para el rotativo neoyorquino. En un extenso artículo, el Times entra a analizar la situación de España en la crisis del coronavirus y se pregunta cómo puede ser que mientras ningún país del mundo puede certificar con seguridad cuántas personas han muerto en la pandemia, en España el debate político está teniendo una “singular ferocidad”. El artículo, bajo el título Contando cuerpos y buscando responsables mientras aumentan los muertos en España por coronavirus, asegura que “al igual que en muchas naciones en todo el mundo que intentan medir el número de víctimas de la pandemia, España está comprobando que sus cifras son poco fiables”. Y añaden los analistas norteamericanos: “Pero en una sociedad políticamente fragmentada, la confusión ha llevado a recriminaciones y reclamos siniestros, con políticos de la oposición acusando al frágil Gobierno de coalición de encubrir los números reales”.
Los reporteros afean el estilo de Pablo Casado, que llegó a asegurar en el Congreso de los Diputados que “los españoles merecen un Gobierno que no les mienta. Díganos si es cierto que el número real de víctimas podría duplicar las cifras oficiales”.
“En España, el Gobierno central dice que tuvo que depender de los números proporcionados por las administraciones regionales que administran los hospitales públicos del país”, añade el demoledor artículo, que llama la atención sobre el macabro juego de buscar culpables en el que han caído los líderes regionales de las derechas españolas, entre ellos la madrileña Isabel Díaz Ayuso o el de Extremadura, José Antonio Monago, quien ha espetado que el Gobierno trata de “ocultar el número real” de víctimas por coronavirus.
Mientras alrededor del 88% de los españoles quieren que los políticos dejen de lado sus diferencias durante la emergencia sanitaria nacional (según encuestas del CIS), sus políticos de la derecha siguen a la gresca, obsesionados con derribar a Sánchez en medio de un cementerio de infectados. Esa es la oposición intransigente y fratricida que tenemos. Una enloquecida banda de charanga y pandereta que no parará hasta entrar en la Moncloa, a bombo y platillo, sobre los cadáveres de miles de muertos.
Viñeta: Iñaki y Frenchy
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