(Publicado en Diario16 el 21 de febrero de 2020)
En algún recóndito despacho de los juzgados de Ginebra −sede del paraíso financiero suizo−, hay un fiscal que puede cambiar el curso de la historia de España. Se llama Yves Bertossa y ha emprendido una compleja y ardua investigación judicial sobre la trama de los testaferros que supuestamente salpica al rey emérito, Juan Carlos I. Apenas un mes después de que algunos medios de comunicación españoles airearan los audios de la princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein, la “amiga entrañable” del monarca, el fiscal del Cantón de Ginebra inició en secreto una investigación por delito de blanqueo de capitales que puede afectar al primo del rey emérito, Álvaro de Orleans y Borbón (cómodamente instalado en Mónaco) y a al menos un par de intermediarios helvéticos especialistas en enrevesadas transacciones financieras: Arturo Fasana y Dante Canonica. A los tres, la prensa internacional les ha colgado ya el cartel de testaferros de Juan Carlos.
Con todo el material recopilado por Bertossa, la Justicia suiza abrió la causa P14783/2018, también conocida por la prensa transalpina como “los papeles secretos de Ginebra”. ¿Pero quién es este valiente fiscal que se ha propuesto llegar hasta el final en las cuentas del rey emérito, incluso a costa de que caiga la monarquía española, cuando aquí, en nuestro país, la Justicia siempre ha protegido a la Casa Real con un infame pacto de silencio? Fuentes judiciales aseguran que estamos ante uno de los profesionales de mayor prestigio de la Fiscalía de Ginebra. Para que nos hagamos una idea, podríamos decir que Bertossa es para la Justicia suiza lo que fue en su día el juez José Castro –el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Palma de Mallorca que se atrevió a meter en la cárcel a Iñaki Urdangarin− para la Justicia española. Es decir, un incorruptible, un funcionario honesto, trabajador e infatigable.
Quienes le conocen aseguran que apenas sale de su despacho del Ministerio Público del Poder Judicial del Cantón de Ginebra, en Route de Chancy, donde trabaja a las órdenes directas del procurador general de Ginebra, Olivier Jornot. Allí, en su blindada oficina, es donde está examinando con lupa, papel a papel, todos los documentos bancarios extraídos del Credit Suisse, la entidad financiera sospechosa de canalizar las más grandes fortunas de Europa, el búnker donde supuestamente mantienen cuentas corrientes los intermediarios Fasana y Canonica.
No cabe duda de que Bertossa es un investigador concienzudo y minucioso, un auténtico empollón del Derecho que se conoce al dedillo la legislación nacional e internacional sobre blanqueo de capitales y procedimientos de evasión a paraísos fiscales. Ese es el hombre que dirige el que podría ser el asunto judicial más importante para la historia contemporánea de España.
Su padre, Bernard Bertossa, fue también procurador de tribunales y el primero que “emprendió una lucha sin cuartel contra la corrupción en Suiza, contra entidades bancarias y defraudadores internacionales”. Al parecer, el hijo recogió el testigo del padre y continuó con la investigación “contra los intermediarios y los bancos corruptos”, asegura el periodista de Ok Diario Manuel Cerdán.
El fiscal de “los papeles secretos de Ginebra” forma parte de la generación de jueces a la que también pertenecen Baltasar Garzón, Eva Joly o Antonio Di Pietro, que crearon un movimiento judicial anticorrupción en Europa. Su currículum es espectacular. En 2015 ordenó, tras conocerse la lista Falciani, el registro de las dependencias del HSBC por lavado de dinero. “Finalmente, la Fiscalía General de Ginebra cerró la investigación penal contra el banco tras llegar a un acuerdo económico. El HSBC asumió el pago de una multa de 40 millones de francos suizos, unos 38 millones de euros”, añade Cerdán.
Otro de los casos mediáticos en los que ha participado Bertossa es el proceso contra el buscado ex jefe de la Policía de Guatemala que se había refugiado en Ginebra. El fiscal pidió al tribunal que fuera condenado a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad. Finalmente, el prófugo fue condenado a 15 años de cárcel. Y también figura en la hoja de servicios del procurador suizo la investigación por blanqueo de dinero contra el ex presidente de Ucrania, Viktor Yanukóvich.
Sobre el proceso del HSBC, Yves Bertossa declaró ante la prensa: “Se ha violado el deber de los colaboradores del banco de identificar adecuadamente la procedencia de los fondos. Se omitió igualmente la obligación de aclarar situaciones de riesgo y el banco mostró igualmente incapacidad para detectar transacciones sospechosas”. Zarzuela tiene motivos para estar inquieta. Bertossa es un hueso duro de roer.
Viñeta: Pedro Parrilla El Koko
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