(Publicado en Diario16 el 28 de febrero de 2020)
Ortega Smith, secretario general de Vox, se cree por encima del bien y del mal. Estamos hablando del revisionista que manipula la historia a su antojo; del hombre que entra en los cuarteles españoles, como Pedro por su casa, para pegar cuatro tiros mal dados, en plan Rambo; y del personaje que se permite prohibir el paso de los periodistas críticos a actos públicos del partido (además cree que a la prensa libre en España se le consiente todo, por lo que habría que censurarla para que no hurgue en las titulaciones de su compañera de filas Rocío Monasterio). Hasta hoy, el número 2 de Santiago Abascal ha tenido bula total y licencia para casi cualquier cosa, incluso para personarse como acusación particular, en calidad de abogado inquisidor, en el juicio contra los independentistas catalanes. Smith es el amo (por no colocar un taco al comienzo de la expresión) y va por libre, haciendo lo que le rota en cada momento, sin que nadie, ni los jueces ni el Parlamento, le paren los pies.
La última demostración de la rienda suelta que el sistema le da a este francotirador de la política recién llegado a la vida pública española ha ocurrido hace solo unas horas, cuando ha decidido no acudir al juzgado que tenía previsto celebrar el acto de conciliación con la asociación 13 Rosas de Asturias, que le demandó por sus crueles comentarios sobre las jóvenes fusiladas en 1939, tal como informan las agencias de noticias. Por lo visto, al Juzgado de Primera Instancia número 40 de Madrid ha acudido solo la abogada del diputado de Vox, que con su desplante ante la Justicia viene a confirmar lo que todos ya sabían: que a él se la trae al pairo la democracia y los poderes que emanan del Estado de Derecho. Smith solo responde ante Dios, ante España y ante Franco, qué pasa, y ningún juez rojobolcheviquemasóncomunista va a sentarlo en un banquillo como querellado por graves injurias.
Por contextualizar. La penúltima polémica en la que se ha visto implicado Ortega Smith aconteció el pasado 4 de octubre, en el programa Los desayunos de TVE, donde el dirigente ultra concedió una de sus más escalofriantes entrevistas:
“¿Las trece rosas violaban?”, pregunta el periodista
“Sí, sí, cometieron crímenes brutales en las checas”, insistió Ortega Smith.
Antes de la celebración del acto de conciliación, el abogado de la asociación 13 Rosas, Eduardo Ranz, ha recordado que “la ofensa no es solo a las mujeres fusiladas sino al recuerdo de todas nuestras abuelas”. Para la asociación, resulta “bastante triste” que Ortega Smith “persevere en el error”, por lo que seguirán en la línea de exigir la rectificación a “una falsedad, de una difamación”. En caso contrario, han explicado, presentarán una querella penal ante el Tribunal Supremo, dada la condición de aforado del diputado. “No estamos dispuestos a que queden impunes esas manifestaciones”, ha enfatizado el letrado antes de reiterar que, de no producirse un acuerdo, intentarán sumar fuerzas en el Supremo con otra denuncia presentada previamente ante la Fiscalía.
A juicio de Constancia Page, sobrina de Dolores Conesa, una de las mujeres ejecutadas en la Guerra Civil, la asociación no persigue impedir la libertad de expresión sino “dejar claro lo que siente cualquier familiar de una víctima del franquismo cuando por fin exhuma un cadáver y puede darle una sepultura digna”. “El humor es lo que toca cuando no se tienen otros argumentos”, ha zanjado la familiar de otra de las víctimas fusiladas el 5 de agosto de 1939 en el cementerio madrileño de La Almudena.
En su demanda, los familiares de “las Trece Rosas” reclaman que se condene a Ortega Smith a retractarse a través de una publicación en los mismos medios, al pago de una indemnización de 10.000 euros −que donarían a un colectivo relacionado con la memoria histórica− y a cinco días de trabajos de exhumación de víctimas de la Guerra Civil y de la dictadura.
Mientras tanto, nadie sabe dónde se ha metido Ortega Smith mientras se celebraba el acto judicial. El dirigente de Vox reivindicó en su momento su “derecho al pensamiento libre” y a “poder juzgar nuestra historia como creamos conveniente”. Por este motivo, indicó que seguirá rechazando “todo lo que se considere el pensamiento único” y que relacionó con el “desgraciado consenso progre entre PSOE, PP, Ciudadanos y todos los demás de la memoria histórica”.
Sobre el hecho de que los denunciantes le pidan 10.000 euros si no se retracta y es condenado, Ortega dijo: “Menos mal que no se me ha pedido que se me condene a trabajos forzosos o linchamiento en plaza pública”. Añadió que los “sectarios y totalitarios” intentan que no haya discrepantes y que no se pueda criticar a “ideologías totalitarias” como el comunismo.
Ortega suma y sigue. Su verborrea exaltada le ha llevado a los tribunales. Esta vez ha sido un acto de conciliación, pero la próxima parada puede ser el Supremo y su suplicatorio para ser juzgado. Nunca una querella ha sido tan necesaria. Contra el revisionismo histórico y el fanatismo ultraderechista no cabe otra alternativa que reaccionar con todas las armas legales que el Estado de Derecho pone a disposición de los ciudadanos. La asociación Trece Rosas ha marcado el camino a seguir. Bien por ellos.
Viñeta: Iñaki y Frenchy
No hay comentarios:
Publicar un comentario